Cuando vas a pasar el día en las Cíes hay dos opciones a la hora de comer: llevarte la comida de casa o comer allí en alguna de las escasas opciones que tienes para hacerlo.
Llevarse la comida de casa tiene sus puntos a favor, ya que vas a comer lo que tú quieres y cuando tú quieres, sin tener que estar pendiente de los horarios de los restaurantes ni de nada más. Puedes ir a una cala perdida o marcharte a hacer una ruta sin mirar el reloj. Cuando tengas hambre, solo tienes que quitar tu fiambrera de la bolsa o tu bocadillo y comer con total tranquilidad. Pero tiene también sus puntos en contra, siendo el principal que vas a tener que cargar con la comida desde casa y que, además, con el calor puede acabar no estando tan apetitosa como te parecía antes de salir. No estamos hablando de una playa a la que prácticamente llegues al arenal en el coche, por lo que cargar con una nevera no es lo más aconsejable.
Si vas a comer en la isla tienes un par de restaurantes donde puedes hacerlo, además de un bar especializado en bocadillos. No es caro comer en islas cíes, tal vez no sea tan barato como hacerlo en bares de cualquier pueblo, pero tampoco te va a costar más que comer en un lugar turístico en una terraza. Y la oferta de platos y la calidad es bastante razonable. No obstante, hay puntos en contra cuando se va a comer de restaurante en Cíes. El principal es que no aceptan reservas, por lo que tendrás que ir sin saber cuándo vas a tener mesa. Y las esperas pueden ser absolutamente exageradas dependiendo de la hora a la que vayas. Muchas personas hablan de una media de media hora e incluso una hora si es el momento de máxima afluencia. Y es que la demanda es muy superior a la oferta, por lo que toca aguantar estas incomodidades para poder sentarse en una mesa y tomar un plato de comida recién hecha.
Como ves, no hay una opción perfecta, tú decides qué es lo que prefieres: cargar con la comida, pero no tener que esperar y limitarte a aquello que no se estropee con el calor o comer de plato y fresco, pero a cambio de esperar el tiempo necesario hasta tener una mesa libre.